-¿Qué conciencia tiene cada miembro del objetivo de la partida?
-Plena conciencia. Cada uno de ellos conoce las historias de poder pertinentes a su especialidad y sabe que su función es parte de un propósito que le trasciende.
La relación entre la Regla y la partida es a través de tareas. Por ejemplo, cuando las ensoñadoras de un grupo reciben el comando de rastrear energía en el espacio hasta dar con posibles candidatos para una nueva generación de brujos, se concentran en esa tarea como su avenida a la libertad. No les interesa otra cosa. Cuando se resquebraja la disciplina de ese intento, el resultado puede ser caótico.
Me puso un ejemplo del efecto de un interés personal deslizado dentro de la tarea del brujo.
-Poco después de comenzar mi aprendizaje, y aunque nadie me pidió que lo hiciera, yo me brindé para ayudar a don Juan a constituir la nueva partida. Cada vez que una chica hermosa me prestaba atención, veía en ella a mi recíproco energético y trataba de 'vendérsela' a don Juan elogiando sus cualidades.
Al principio, los guerreros lo tomaron a broma. Pero, poco a poco, se fueron encabronando, y un día en que llevaba a mi nueva 'mujer nagual' para presentársela, ya no los encontré, todos se habían cambiado de casa. Sentirme solo me ayudó a recuperar la sobriedad.
La partida es un ser autoconsciente que nos supera ampliamente. Participar en su intento es algo tan excepcional, que en cuanto un aprendiz vislumbra su totalidad, su posición de ego simplemente se derrite. Eso no implica que automáticamente se vuelva impecable; aún debe esforzarse durante años para templar su carácter y extirpar su importancia personal, así como la obsesión por el poder.
Solo el hombre y la mujer nagual tienen una visión total del funcionamiento de la partida. Siguiendo la analogía, te diría que ellos son sus células nerviosas, las unidades que comandan el proceso de perpetuación. Los demás integrantes sirven de apoyo y llevan a cabo las tareas concretas de reduplicación del grupo.
El trabajo del nagual es agotador. Él tiene que dominar las artes del acecho y del ensueño a la perfección, tiene que aprender a ver y a desarrollar al máximo su capacidad de manipulación, y tiene que poner un ejemplo de sobriedad a fin de mantener la cohesión del grupo. Si se deja llevar por sus emociones, el resultado es la desintegración.
Le pregunté por qué. Me respondió:
-Porque la partida es un organismo de masa crítica. Si cualquiera de sus componentes se desvía del objetivo, la disfunción resultante provoca un colapso y hay que recomenzarlo todo. Es por ello que el nagual está obligado a exigir de sus guerreros que den el máximo de sí, y a disponer las tareas de manera que todos participen con optimismo y confianza. El aceite de la partida es la impecabilidad de sus miembros, y su combustible, el anhelo de la libertad total."
"Encuentros con el nagual. Conversaciones con Carlos Castaneda", Armando Torres, 2002
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