"El objetivo de la Regla del Nagual es generar partidas, es decir, organismos autoconscientes capaces de volar por esa inmensidad de ahí afuera. Tales organismos se componen por la suma de un grupo de guerreros que han armonizado sus intentos individuales. La finalidad de ese diseño es perpetuar una dimensión no humana de la conciencia.
-¿No humana?
-Así es. Una dimensión en la que la personalidad ya no es la meta.
Los seres humanos somos incapaces de entrar y permanecer largo tiempo dentro de la consciencia cósmica, el estado al que don Juan llamaba 'la tercera atención'. O salimos de allí y nos olvidamos, o nos quedamos y nos fundimos con ese insondable mar. Pero el Poder que nos rige ha encontrado el modo de soslayar tal limitación, creando organismos en los cuales las entidades individuales funcionamos al modo de miembros.
En el seno de estos organismos se genera un tipo radicalmente nuevo de atención, un intento orientado a explorar lo desconocido y a investigar en equipo lo que no se puede conocer. Los sentimientos de individualidad ya no son el centro de su 'darse cuenta', pues quedan sustituidos por algo mucho más intenso: la vivencia dentro del todo, un estado energético que ningún hombre común puede siquiera concebir. Ahí no hay rutinas, no hay ego, no hay ignorancia, no hay interpretación. Ese tipo de organismo es sólo una etapa en el camino infinito de la conciencia, pero, para nosotros como seres humanos, esa etapa es final.
Le pregunté cómo opera la conciencia de una partida y me puso una analogía tomada del cuerpo físico.
-Aunque de un modo nebuloso, cada una de nuestras células está consciente de su unidad y, dentro de ciertos límites, puede actuar con independencia. Sin embargo, su intento individual está subordinado a un propósito superior, que es formar el conjunto al que llamamos 'yo'.
Cuando el increíble logro de darse cuenta del propósito global llega a sernos patente, entonces atisbamos una línea evolutiva superior. Percibimos la posibilidad de integrarnos con nuestros recíprocos energéticos en una forma de vida cuyos propósitos distan tanto de las preocupaciones de mundo cotidiano, como la conciencia que tiene una célula de nuestra totalidad. Los nuevos videntes llaman a esa formación 'la partida del nagual'.
-¿Qué son los recíprocos energéticos?
-Seres humanos que poseen características luminosas que se complementan.
La energía es recurrente, genera patrones que todos compartimos. En términos generales, puede decirse que hay cuatro matrices luminosas básicas con doce variantes, sintetizadas por el hombre y la mujer nagual. En la medida en que un tonal se acerca al ideal luminoso de su clase, manifiesta un grado de conciencia superior.
Cuando los modelos ideales se encuentran, tienden a combinarse. Los sentimientos de atracción entre los seres humanos pueden explicarse como resultado de la fusión de sus moldes energéticos. Lo normal es que tal fusión sea parcial, pero a veces ocurre una repentina e inexplicable oleada de simpatía; un vidente diría que ha tenido lugar un acto de reciprocidad energética.
Los guerreros de una partida se combinan de modo tal, que su relación produce óptimos resultados en el sentido de ganar y acumular poder.
Es difícil dar con cuerpos luminosos característicos que estén disponibles para la tarea del nagual; lo ordinario es encontrar tonales deformados por la vida mundana. Pero, cuando un nagual consigue integrar a su partida, la energía de sus guerreros se fusiona. Ellos sacrifican su individualidad por una meta superior, y el retornar a su anterior aislamiento ya no es posible, sólo les produciría la muerte. Puede decirse que una partida no está formada por individualidades, sino que es un solo organismo vivo, de alcances que ya no son humanos."
"Encuentros con el nagual. Conversaciones con Carlos Castaneda", Armando Torres, 2002
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