Transito por el lodo del engaño
Sirvo a un Dios extraño y manipulador
Me siento culpable, esa es la clave de su dominación
El Señor de las Decepciones vive en los escombros de mi desesperación
No hay luz al final del túnel, solo el resplandor de una ciudad de ruinas
Infestada de sueños rotos, de llantos y de amores perdidos
De gente que no quiso ser amada pues esperaba la perfección
De rencorosos que alquilan habitaciones a fantasmas
De inútiles que creyeron en la adulación
La Luna está llena de selenitas
De abortos y disfraces de ocasión
Siempre hay sitio para los impedidos
Para lisiados emocionales incapaces de escoger
Entre lo salvaje y la domesticación
Con la losa de la duda a la espalda
Esclavos fieles a su perversión
Pescando tranquilos en aguas infectas
Sacando provecho de algún inferior
Reyes tuertos de quienes no quieren ver
Aventajados, ladinos, tramposos
Muñendo en su parcelita de Purgatorio
Las medias tintas nos vienen bien
Malviviendo en la incertidumbre
Sin decidirse a continuar
Sometidos, drogados, enfermos
Aburridos, sedados, amorfos
Turbios, borrosos, imprecisos
Cansados, temerosos de cambiar
Esperando siempre el desastre
La demolición del suelo a nuestros pies
La Luna, reina triste de los sueños rotos
Tiene mucho que ofrecer.
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