lunes, 4 de mayo de 2020

Guía del autoestopista espiritual - De la reencarnación


«Poco antes de conocer a Carlos, influido por mis lecturas orientales, me había hecho partidario de la doctrina de la reencarnación. Me parecía una alternativa lógica a la creencia cristiana en la resurrección de los cuerpos. Sin embargo, en una de sus charlas, él observó que los dogmas del cristianismo y de las religiones orientales eran sospechosamente parecidos, porque partían de un denominador común: el temor a la muerte.

»Su comentario me sumió en la perplejidad. Era un enfoque completamente nuevo para un asunto que siempre me había fascinado.

»Cuando le pregunté su opinión, Carlos trató de desviar mi interés hacia otro tema, como si no valiera la pena hablar de ese asunto. Pero después, cambiando de táctica, me dijo que todas mis creencias sobre la sobrevivencia de la personalidad eran el resultado de las sugestiones sociales.

»—Te han dicho que tenemos tiempo, que hay una segunda oportunidad ¡Mentiras! Los videntes afirman que el ser humano es como una gota de agua que se desprendió del océano de la vida y empezó a brillar por cuenta propia. Ese brillo es el punto de encaje de la percepción. Pero, una vez disuelto el capullo luminoso, la conciencia individual se desintegra y se hace cósmica, ¿cómo podría regresar? Para los brujos, cada vida es única, ¿y tú esperas que se repita? Tus ideas parten de la elevada idea que tienes sobre tu unidad. Pero, como todo lo demás,  tú no eres un bloque sólido, eres fluido. Tu ‘yo’ es una suma de creencias, un recuerdo, ¡nada concreto!

»Le pregunté a qué se debe entonces que las religiones propaguen otro tipo de doctrinas.

»Me respondió:

»—Es fácil entenderlo: son respuestas al miedo ancestral del ser humano. Cada cultura generó sus propias proposiciones explicativas, pero solo los videntes fueron más allá de las creencias, corroborando esos aspectos de las emanaciones del Águila por sí mismos.

»Me explicó que existen en el Cosmos racimos energéticos a los cuales todos nosotros estamos enganchados como se enganchan entre sí las cuentas de un rosario. Somos cíclicos, somos el resultado de un sello luminoso, y cada vez que nace un nuevo ser, encarna en él la naturaleza de ese patrón. Pero la cadena que nos une no es de naturaleza personal, no implica trasferencias de memoria o personalidad, ni nada por el estilo.

»—Para sobrevivir a la muerte hay que ser brujo. Al satisfacer al Águila con una réplica de sus vivencias, los brujos consiguen mantener encendida la llama de su conciencia individual por eternidades. Pero eso es una hazaña ¿Acaso el máximo logro de un guerrero ha de ser un regalo?

»Le comenté que estudios recientes habían demostrado que algunas personas, en circunstancias muy especiales, son capaces de recordar eventos de una vida pasada.

»Afirmó que eso era una interpretación errónea de los hechos.

»—Es cierto que cualquiera puede sintonizar determinadas emanaciones de vivencias que tuvieron lugar en otros tiempos y sentir que ha vivido no una, sino muchas vidas. Pero eso es sólo una alineación entre millones de alineaciones posibles.”


Encuentros con el nagual. Conversaciones con Carlos Castaneda, Armando Torres, 2002

2 comentarios:

  1. Lo del conejo es genial, me recordó a ese padazo de escena de Mátrix, cuando Morfeo le dice a Neo "...O te quedas y yo te enseñaré hasta donde llega la madriguera del conejo"...
    Ajjaja, esa frases ingeniosas y cabronas de las películas, tan significativas!

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  2. Las hermanas Wachowsky recogieron de aquí y de allá para montar Matrix, unas pequeñas geniecillas muy talentosas que nos dieron un sopapo en los morros allá por el 99. Han pasado veintiún años y ¡aquí estamos todavía! hechos unos tarugos cegatones derrochando un tiempo que no tenemos por nuestras venas abiertas ¡Ay!

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