"[...] Mientras ella daba voz a estas palabras, algo extraordinario
sucedió. Cobré la certeza absoluta de que me quedaría con Clara en México. Lo
que deseaba era sentir que en unos cuantos días volvería a Arizona; pero lo que
de hecho sentí fue que no regresaría. Supe entonces que mi certeza no se
reducía tan sólo a la aceptación de lo que, por lo visto, Clara tenía en mente
desde el principio, sino que también abarcaba el saber que yo era impotente
para resistir a sus intenciones porque la fuerza que me movía no era sólo la
suya.
-A partir de ahora debes llevar una vida en la que la
conciencia ocupe la primera plana -señaló, como si supiera que había hecho el
compromiso tácito de permanecer con ella-. Tienes que evitar todo lo que
debilite y dañe tu cuerpo o tu mente. También resulta esencial, por el momento,
que rompas todos los lazos físicos y emocionales con el mundo.
-¿Por qué es tan importante eso?
-Porque antes de todo debes adquirir unidad.
Clara explicó que estamos convencidos de que existe un
dualismo en nuestro ser; la mente es la parte insustancial de nosotros y el
cuerpo es la parte concreta. Esta división mantiene nuestra energía en un
estado de separación caótica y le impide aglutinarse.
-Estar divididos es nuestra condición humana -admitió-, pero
nuestra división no es entre la mente y el cuerpo, sino entre el cuerpo, que
aloja a la mente o el yo, y el doble, que es el receptáculo de nuestra energía
básica.
Explicó que, previo al nacimiento, la dualidad impuesta al
hombre no existe, pero que a partir del nacimiento las dos partes son separadas
debido a la fuerza ejercida por el intento de la humanidad. Una parte se vuelve
hacia el exterior y se convierte en el cuerpo físico; la otra, hacia el
interior y se convierte en el doble. Al morir, la parte más pesada, el cuerpo,
regresa a la tierra para ser absorbida por ella, y la parte ligera, el doble,
se libera. Pero desafortunadamente, puesto que el doble no fue perfeccionado
nunca, experimenta la libertad por sólo un instante antes de dispersarse en el universo.
-Si morimos sin haber borrado nuestro falso dualismo del
cuerpo y la mente, morimos una muerte ordinaria –afirmó-.
-¿De qué otra manera podemos morir?
Clara me miró, alzando una ceja. En lugar de responder a mi
pregunta reveló, en tono confidencial, que morimos porque la posibilidad de ser
transformados no forma parte de nuestros conceptos. Subrayó que dicha transformación
tiene que lograrse mientras estemos vivos y que, llevar a cabo con éxito esta
tarea, es el único propósito verdadero que un ser humano puede tener. Todos los
demás logros son transitorios, puesto que la muerte los disuelve en la nada.
-¿Qué implica esta transformación? –pregunté-.
-Implica un cambio total -replicó-. Y eso se logra por medio
de la recapitulación: la piedra angular en el arte de la libertad. El arte que
te enseñaré se llama el arte de la libertad. Un arte infinitamente difícil de
practicar, pero aún más difícil de explicar.
Clara dijo que cada procedimiento que iba a enseñarme y cada
tarea que me pidiera llevar a cabo, por muy comunes que me pareciesen,
representaban un paso hacia el cumplimiento de la meta final del arte de la
libertad: el vuelo abstracto. [...]"
"Donde cruzan los brujos" de Taisha Abelar, 1992
No hay comentarios:
Publicar un comentario