«La conversación versaba sobre la tendencia que tienen los seres humanos de comportarse en forma imitativa, algo que calificó como 'un asunto de primates'.
»—Nuestra gran oportunidad, y al mismo tiempo nuestro desasosiego, es el resquicio de conocimiento silencioso que aún queda dentro de cada uno de nosotros. Por debajo del ruido de la mente, todos tenemos la sensación de que hay algo indefinido, algo que nos lleva a agarrarnos de cualquier cosa que alivie la presión de lo desconocido. Con frecuencia, tal sentimiento nos lleva al fanatismo, y siempre hay quienes están dispuestos a lucrar con la fe ajena.
»—Entonces, ¿todos los maestros son un fraude?
»—Lo que he visto es que la mayoría de ellos están tan dormidos como sus seguidores, pero han aprendido a disimularlo. Imagínate un planeta en el que todos los moradores son ciegos; entre ellos circula el mito de que es posible ver, pero ninguno lo ha verificado. Un día llega uno y dice: '¡Yo sí veo!' ¿Qué pueden hacer los demás?, solo creer o dejar de creer, y siempre habrá quienes conciban esperanzas. No importa que el maestro también sea ciego, le es muy fácil aprovecharse de la situación.
»El Águila* no pide que la reverencies, sólo que te llenes de conciencia. Caer de rodillas ante lo desconocido es completamente inútil, pero hacerlo ante otro ser humano es el colmo de la idiotez.
»El simio que llevamos dentro anhela tener algo que lo guíe, necesita creer que existen entidades superiores que pueden mágicamente resolver sus problemas. Como los niños, siempre estamos esperando que otro venga y se haga cargo. De ahí nacen los cultos que, en esencia, son formas de dejar la responsabilidad por el propio crecimiento en manos ajenas.
»Hemos sido engañados. Nos han dicho que somos especiales porque somos racionales, pero eso no es cierto. El ser humano se desespera por obedecer, se muere de miedo cuando le quitan sus preciadas creencias. Somos como peces limpia-peceras, siempre con la boca abierta, devorando cualquier tipo de detritus que nos lancen. Mientras tanto, desconocemos la fuente de la vida y conocimiento que tenemos en nuestro interior.
»Te voy a contar una historia muy vieja y conocida, pero siempre nueva. Los dioses pensaron dónde esconder la sabiduría para sacarla del alcance del hombre. ¿En las montañas? Las escalaría. ¿En el océano? Terminaría por encontrarla. El espacio sideral, la Luna y las estrellas resultaron igualmente descartados; algún día serían explorados. Finalmente, los dioses llegaron a la conclusión de que el mejor lugar para esconderla es en el interior del propio hombre, porque ahí nunca la iba a buscar.
»¿Qué hizo entonces el hombre? En lugar de examinarse a sí mismo con total honestidad, se buscó un maestro.
»Hacerse responsable de la propia existencia es una anomalía, una violación de leyes, un estado de pasión nada ordinario, una lucha que requiere toda una vida. Es el único proceder que renueva nuestra energía. No sé si podrás comprender este detalle: conocerse a uno mismo es un intento de guerreros ¡Nadie puede intentarlo por ti!
"Encuentros con el nagual. Conversaciones con Carlos Castaneda", Armando Torres, 2002
Águila: El Espíritu. Entidad impersonal, ultra-consciente e inexorable cuyo alimento es la consciencia. Fuente y Fin de TODO.
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