“No hay material que aguante esas temperaturas, por lo que hay que mantener el
plasma confinado mediante campos magnéticos y alejado de las paredes del
reactor, levitando en el vacío, porque cualquier contacto del plasma con la
pared hace que esta se derrita ocasionando daños en la pared del reactor y
rompiendo el vacío necesario para que se produzca la fusión”, explica García
Muñoz.
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