«En sus enseñanzas para el lado izquierdo, don Juan dejó entrever lo que él, don Genaro y sus otros compañeros realmente eran y lo que hacían conmigo. No me enseñaban brujería ni encantamientos: me enseñaban las tres partes de un antiquísimo conocimiento que poseían; ellos llamaban a esas tres partes estar consciente de ser, acecho e intento. Y no eran brujos; eran videntes. Y don Juan no solo era vidente, sino que también era un nagual.
[...]
»Aunque él sentía que estaba unido —de un modo inextricable— a aquella antigua tradición, se consideraba a sí mismo como uno de los videntes de un nuevo ciclo. Cuando una vez le pedí que me describiera las características esenciales de los videntes del nuevo ciclo, lo primero que dijo fue que son los guerreros de la libertad total. Luego explicó que son maestros de estar consciente de ser, del acecho y del intento; que la muerte no los alcanza como alcanza al resto de los seres humanos. Los guerreros de la libertad total eligen el momento y la manera en que han de partir de este mundo. En ese momento se consumen con un fuego interno y desaparecen de la faz de la Tierra, libres, como si jamás hubieran existido.
El fuego interno, 1984
Carlos Castaneda