"...Aportando pruebas científicas irrefutables, Leakey y Lewin
demuestran que la sexta extinción ha empezado ya: cada año, el hombre barre de
la faz de la Tierra a trescientas especies vivas. Y esta extinción amenaza al
planeta entero, incluida la especie Homo sapiens… Si no empezamos a tomar
conciencia de las consecuencias devastadoras de nuestra conducta rapaz y
aniquiladora, irremisiblemente la especie humana caerá (tras el mastodonte, el
alca gigante, la paloma migradora y sus demás víctimas) en el olvido de la
extinción."
Todos vamos a morir, sí, Rothschilds y Rockefellers incluidos, por más que desayunen oro monoatómico y hagan sus brunchies con vichysoisse de nonato deconstruido. Todos toditos la palmaremos un día. Y yo me pregunto ¿Por qué no le hacemos un favor al mundo y nos morimos todos a la vez? Podría ser divertido ¿Probamos? Venga: diez...nueve...ocho...
La Profecía
No
soportaba las fiestas de la Conmemoración, le aburrían especialmente las batallitas de sus abuelos. Todos los
años contaban cómo habían sobrevivido al
Gran Resplandor y al Viento Maligno. La abuela, además, con ese carácter suyo tan extrovertido
conseguía sacarle los colores, siempre; tenía esa habilidad.
Mientras el resto de la familia escuchaba
atentamente la misma batallita una y otra vez, Chris siempre ponía alguna excusa para largarse de la habitación cuando la abuela contaba con todo lujo de detalles las
sesiones maratonianas de sexo atlético con el abuelo, contado de forma explícita. Demasiada información para él. La
charla proseguía siempre por los mismos
derroteros y Chris volvía al cabo de un
rato, cuando el resto de los miembros más ancianos del
clan contaban la forma en la que ellos habían sobrevivido y
cómo la sobreabundancia de alimentos y las
condiciones medioambientales les habían impulsado a
tener una descendencia cada vez más longeva, fuerte
y numerosa.
Si
todo seguía por sus cauces habituales,
después de la cena y la charla, la tradición mandaba que se
celebrase la Gran Carrera de La Profecía. El día anterior a la celebración los más ancianos, quienes aún recordaban el
acontecimiento, se reunían y escondían una gran pira de fuegos en algún lugar del barrio, y uno de ellos se encargaba de
prenderle fuego en la noche siguiente tras la cena. La carrera se iniciaba
inmediatamente después y todo el mundo debía ir a esconderse
al lugar más apartado del fuego, en el menor tiempo y lo más profundo bajo tierra y allí buscar una
pareja, conocida o no daba igual, y aparearse desenfrenadamente.
Algunas
generaciones atrás la humanidad se
había vuelto completamente loca y la
escalada de agresiones con armas nucleares había sido total.
Todos los países, ricos o no, disponían de armamento nuclear que terminaron usando los unos
contra los otros. Las historias de los ancianos contaban que las cucarachas tenían una única profecía que decía que los humanos
eran los dadores del "Elixir de la larga vida". Esta era la razón por la que las cucarachas seguían a la humanidad a donde quiera que fuese, a pesar de
que les parecían unos seres repugnantes y
sucios. La Profecía se había cumplido, la guerra nuclear había exterminado a todos los mamíferos sobre la faz de la tierra y las cucarachas habían ocupado el nicho de los humanos como especie dominante.
¡Feliz
día de la Conmemoración! ¡Que tengas una buena Carrera de la Profecía! Se felicitaban unos a otros.