Hace veinte años que Pedro Olalla (Oviedo, 1966) vive
en Grecia. Y este escritor y helenista, autor de Historia menor de Grecia, cree
que el país está «en una situación digna de un país en guerra» y que afronta
unas elecciones «sobrevenidas, inducidas por la troika».
-¿Está cansada la gente de votar?
-No. Está cansada de que su voto tengan tan poca
relevancia. Quizás las elecciones tengan en este momento una dimensión especial
o sean más prometedoras que las del 2012, que yo creo que pasaron a la historia
como las de mayor injerencia externa de Europa y las más manipuladas de la historia reciente de Grecia. Estas
elecciones apuntan una posibilidad de cambio, pero no demasiado esperanzador.
-¿Por qué?
-Las posiciones de Syriza se hacen más tibias a medida
que se acerca al poder. No está dispuesta a plantearse una salida del euro, con
lo que no podrá llevar a la práctica muchos puntos de su programa. La comisión
de asuntos económicos de su partido se reunió secreto en Londres a finales de
noviembre con Goldman Sachs y Merrill Lynch. Syriza ya no asusta a los mercados
pese a la campaña del miedo. Porque está dispuesta a coger el Gobierno, pero no
a romper los huevos para hacer una tortilla
diferente. Si vas a renegociar la
deuda es porque la reconoces. En Grecia el euro es como un tabú de tipo
religioso, pero antes de entrar en el euro tenía un 4,3 % de crecimiento.
Holanda tiene un proyecto con el florín y Alemania también tienen un plan B por
si quiebra el euro., por eso están haciéndose con oro para respaldar esas
posibles futuras monedas.
-¿Cree que Grecia se expone a sufrir un corralito
si Syriza logra la mayoría absoluta?
-El riesgo del corralito existe desde hace muchos años
en Grecia. Ahora mismo los cajeros no tienen dinero prácticamente. El argumento
es más una amenaza que otra cosa. La cuestión se nos presenta siempre como que
hay que tranquilizar a los mercados. Y ese el problema. No hay que tranquilizar
a los mercados, hay que revertir esa situación en el que los Estados acepten
las normas de los mercados por encima de los derechos de sus ciudadanos. Los
mercados quieren unos gobiernos sumisos que sigan sus pautas y amenazan con
mandarnos de vuelta a las cavernas. Se presenta como un logro que Grecia vuelva
a financiarse en los mercados, pero no es más que una parte del problema. Y no
es una cuestión solo de Grecia. ¿Por qué los Estados se financian en los
mercados a través de un dinero que el BCE le presta a la banca privada? Eso es
lo que habría que revisar.
-Usted ha sido testigo directo de toda la etapa de
políticas de austeridad en Grecia.
-Grecia ha sido durante los últimos cinco años un
campo de experimentos de las políticas de austeridad, como otros países
intervenidos por el FMI. Pero por primera vez se hace dentro de la UE y eso es
muy simbólico. Lo que habría que ver es que no es un problema endémico de
Grecia, es epidémico. La ciudadanía europea debería ser consciente y hacer un
frente común contra estos abusos con los que se desmantelan las conquistas de
la democracia. El dinero tiene cada vez más libertades y las personas, menos.
No sería exagerado decir que lo que se está haciendo en Grecia es un genocidio,
atenta contra derechos básicos.
-¿Ha tocado Grecia fondo?
-Cualquier situación es susceptible de ir a peor. Si
hablamos desde el punto de vista moral, ha tocado fondo desde hace mucho
tiempo. Si hablamos desde un punto de vista meramente especulativo, los
especuladores todavía tienen mucho que sacar. Grecia tiene recursos naturales,
petróleo debajo del Egeo, reservas que no han sido explotadas, le quedan las
casas de la gente, el potencial de la gente que se va a trabajar fuera... Pero
eso no quiere decir que la sociedad griega pueda seguir aguantando. Si
examinamos todo esto caso por caso, no
sería exagerado hablar de genocidio. Las políticas aplicadas por la
troika han sido estudiadas por juristas, como Andreas Fischer, que han
demostrado que van en contra del derecho originario de la UE, de la Carta de
las Naciones Unidas y de la Declaración de Derechos Humanos. Sus medidas violan
derechos que tienen que ver con la sanidad, la educación, la vivienda... Todo
esto trae como resultado un aumento de la mortalidad en Grecia en los últimos
años. Una franja de la población frágil, como es la gente mayor, no puede pagar
medicamentos y está muriendo. Hay desnutrición infantil, un 25 % de la población
está por debajo del umbral de la pobreza.... Estamos en situación de
emergencia. En los últimos cuatro años ha habido más de un suicido por día
cuando antes prácticamente no había.
-¿Cómo convencer a Alemania de que Grecia no se lo ha
buscado?
-Alemania sabe muy bien que no ha perdido ni un euro
en toda esta operación. Es más, ha ganado dinero. Se financia a coste cero o a
interés negativo. Alemania está haciendo grandes negocios con Grecia. Ha
comprado los aeropuertos de las islas a precio de ganga gracias al hecho de que
Grecia afronte el mayor programa de privatizaciones del mundo. Y le sigue
vendiendo armamento. Hay que desmitificar ese asunto de que Grecia y España han
vivido por encima de sus posibilidades y ahora les toca pagar a los alemanes.
La gran mayoría de la población griega ha llegado a perder un 50 % de su poder
adquisitivo. Eso no es vivir por encima de las posibilidades. Los que han
vivido por encima de sus posibilidades son los bancos de inversión y por eso hay que rescatarlos. Y lo hacemos con
nuestro sudor y esfuerzo. Destinando un paquete importante del rescate a la
banca, no a las pensiones. Vivimos en una situación de crisis humanitaria para
rescatar a un puñado de bancos.
-¿Es comparable Grecia con España?
-Los políticos españoles repiten con todo el
desprecio: «España no es Grecia». Si uno se atiene a los niveles de paro, de
concentración de riqueza y de corrupción se verá que España es más Grecia de lo
que quiere parecer.
-Llama la atención que un país que sufrió la ocupación
neonazi tenga un partido como Amanecer Dorado.
-Llama la atención y es vergonzoso. Aunque es
comprensible que en una situación de desesperación y de crisis social haya una
parte de la población que sea propensa a la manipulación y llegue a confundir a
las víctimas con los verdugos. Las soluciones a los males del capitalismo no
van a venir nunca de la mano del fascismo. Este partido neonazi está apoyado
por ciertos sectores de las oligarquías financieras griegas. ¿Quién sabe qué
más hay detrás? A Nueva Democracia le viene bien que haya un partido fascista
con esvástica, porque así puede presentarse como un partido de centro, como una
especie de aurea mediocritas. Por cierto, a Alemania le perdonaron las deudas
por indemnizaciones de guerra en el 53. Lo hicieron 19 países. Grecia fue uno
de ellos.
Visto en La Voz de Galicia
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